El contenido, junto con los gráficos, es esa parte de tu sitio web con la que el visitante interactúa directamente. ¡Es muy importante! Hasta el punto de que puede influir en la decisión de compra de un producto y en ganarse la confianza del cliente. No todos pueden permitirse contratar a un profesional, pero todos pueden dedicar un poco de tiempo para adquirir conocimientos.
A continuación, presentamos algunos consejos que, aunque no agoten el tema, ayudarán a organizar todo el proceso y señalarán qué tener en cuenta al crear el contenido textual de la página.
¿A quién te diriges?
Piensa en tu cliente: ¿quién es? ¿Cómo es? ¿Qué lenguaje utiliza? No me refiero al idioma nacional, aunque esto es importante. Más bien se trata de cómo se expresa. ¿Es un serio hombre de negocios o un estudiante relajado? ¿Utiliza un lenguaje puro o jerga? ¿O es un especialista que usa jerga de la industria? ¿O un artista con un estilo de expresión florido?
Haz una impresión
Piensa en la impresión que quieres dar al cliente. ¿Eres su amigo, consejero o un profesional distante? ¿Quieres impresionarlo o demostrar que eres igual a él? ¿O quieres sorprender? ¿O evocar algún estado de ánimo? ¿Hacer reír? Si decides la forma de comunicación, sé coherente, pero no exageres con los medios de expresión.
Lo importante es entenderse
Cuando ya conozcas las respuestas a las preguntas anteriores, recuerda que el cliente debe entender lo que quieres decirle. Esto significa que los nombres, conceptos y temas deben ser claros para el destinatario. ¿Qué significa? Si utilizas un lenguaje técnico o jerga profesional, el destinatario que no sea experto en esos temas simplemente no te entenderá. A veces, ciertos conceptos deben traducirse a un lenguaje comúnmente comprensible, ya que no todos saben qué es (y aquí hay un ejemplo, pero ahora no se me ocurre nada). La nomenclatura también debe ser unívoca y clara, así que no llames igual o muy similar a dos cosas diferentes en la página.
¿De qué quieres hablar?
Define qué incluirá el menú principal de tu página. Esto dividirá automáticamente el contenido de la página en bloques temáticos específicos. Por ejemplo, un menú estándar es Inicio, Acerca de la empresa, Oferta, Galería o Portafolio, Contacto. Piensa en las secciones en las que quieres dividir tu página.
Aspectos temáticos
Cuando ya sepas de qué tratará el contenido textual de la página y cómo se dividirá, es hora de planificar. Escribe en puntos lo que quieres decirle al cliente sobre cada sección, y luego desarrolla cada uno de ellos para crear una descripción no muy larga.
A continuación, discutimos las secciones más importantes, pero se debe considerar toda la información de manera similar.
Página principal: ¡esta es la página más importante! Saluda y presenta lo más importante. Es como el primer encuentro cara a cara con el cliente. Muestra tus ventajas, pero no exageres con la cantidad de información. Cuéntale al visitante a qué se dedica tu empresa y muestra brevemente lo más importante de tu oferta. Escribe por qué debe elegirte a ti, qué te distingue y que te gusta lo que haces.
Otra parte muy importante es la sección «Acerca (sobre) de mí» o «Acerca (sobre) de la empresa». Aquí, los clientes buscan ver quién está detrás de todo el proyecto. Quieren ver a la persona o personas, conocer algo sobre ellos, conocer su historia y, sobre todo, asegurarse de que pueden confiar en ellos.
Oferta o servicio. Aquí es necesario pensar bien. Comienza con las prioridades, es decir, lo mejor o lo más buscado. Divide el surtido o los servicios en grupos. Si tienes un producto o servicio único, asigna prioridades a los atributos y descríbelos claramente. Es útil imaginar que entras en una tienda y quieres comprar una licuadora. ¿Qué haces? Revisas la mercancía disponible, te familiarizas con los precios, limitas la selección a unos pocos productos y ahora entras en detalles. Verificas la potencia, el consumo de energía, las piezas incluidas en el conjunto, si tiene garantía, de qué material está hecho, etc. ¿Qué harás con el modelo cuyo fabricante solo proporcionó el nombre y el precio? Creo que no lo tendrás en cuenta. Tampoco tendrás tiempo ni ganas de leer un folleto extenso. Necesitas la información más importante y la garantía de que no te decepcionarás al comprar este modelo, respaldada por argumentos sólidos.
La jerarquía del contenido organiza el contenido de la página y ayuda al usuario a reconocer la información más importante.
Jerarquía de contenido
¿Lo tienes? ¡Genial! Ahora toma dos marcadores de colores (o su equivalente digital). Lee lo que escribiste y tacha sin piedad lo que es innecesario o menos importante. Los sitios web a menudo están «sobrecargados» y llenos de grandes cantidades de texto. Recuerda que pocos usuarios leen todo lo que escribiste. Entonces, ¿para qué todo esto? Aunque no lo leen, escanean con la vista. Buscan puntos de anclaje, palabras e información que les interesan. Por eso, ahora toma el segundo color y resalta las cosas más importantes e interesantes. De esta manera, estás creando la jerarquía de contenido de tu página.
Ahora divide las partes más grandes del texto en párrafos. Aplica los encabezados y destacados adecuados. Son importantes porque no solo dividen visualmente el texto en partes más pequeñas, sino que también indican el contenido de los siguientes párrafos.
Decora el pastel
¿Te ha pasado que repites involuntariamente eslóganes de anuncios populares? Algunos de ellos incluso se han incorporado al lenguaje cotidiano. Intenta pensar en los eslóganes publicitarios de tu empresa, marca, servicio o producto. Son como decoraciones en un pastel, sin ellas también es sabroso, pero… no es lo mismo. Los eslóganes deben ser cortos, pegajosos y asociarse con lo más importante. A veces, un buen eslogan es suficiente para ser recordado y asociarse positivamente. Porque ese es su principal objetivo. La lluvia de ideas para crear eslóganes publicitarios puede ser una excelente actividad para un grupo de amigos o familiares.
Verificación
¡Casi listo! Ahora pide a varias personas conocidas que lean lo que escribiste y acepta críticas constructivas. Elige personas que podrían ser tus clientes y que te dirán sinceramente lo que no entienden, lo que es excesivo o aburrido, y lo que es interesante, atractivo e importante. Aplica sus comentarios al texto.
Últimos retoques
Verifica que el texto no contenga errores y que no haya errores tipográficos. Si la escritura no es tu punto fuerte, pide ayuda a alguien que se sienta más cómodo en esta área. ¡Juntos seguro que lo lograrán!
